Thursday, March 17, 2011

El pretendiente

Laurita recibía flores o chocolates todos los viernes de parte de un enamorado anónimo. Cada vez los arreglos florales eran más grandes y ostentosos. El mensajero de la floristería le deslizaba discretamente la tarjetita de dedicatoria sobre su escritorio de oficinista en la agencia de gobierno, mientras recogía su generosa propina en un solo movimiento. En febrero, todos quedaron boquiabiertos con el arreglo, que casi no cupo por la puerta, rojo y blanco en forma de un enorme corazón. En mayo Laurita, madre soltera, fue la envidia de todas las madres presentes cuando el viernes antes del Día de las Madres el mensajero tuvo que pedir ayuda para subir las flores por la escalera hasta el segundo piso. En agosto,sus quijadas casi llegan al suelo cuando se presentó el mensajero de la floristería a cobrar la cuenta de Laurita que tenía ya tres meses de vencida.

La dama de la guadaña

El señor importante estaba tan ocupado siendo importante, que no se percató de inmediato que aquella que le susurraba al oído la había tenido pegada detrás de la oreja desde que su madre ejecutiva lo depositó inesperadamente sobre su silla ejecutiva durante una junta de directores ejecutivos. Es tiempo, le dijo. Trató de dialogar, posponer, pactar, negociar, engañar, distraer, maniobrar, manipular, sobornar y hasta de sustituir, pero de todas maneras se lo habría de llevar la parca. Sus hijos no pudieron asistir al velorio ni al entierro por encontrarse discutiendo con los abogados sobre cual de ellos era el más importante en la empresa familiar.

Muerte Acelerada

Muere aceleradamente
quien piensa que es muy tarde para enamorarse de nuevo,
que es muy viejo para jugar bajo el aguacero,
que no tiene nada que aprender de un niño
que no tiene tema para escribir un libro.
Quien no siembra una semilla porque no verá el fruto
quien solo piensa en tsunamis y en el fin de este mundo.
El que en vez de celebrar la llegada de cada mañana
repasa la lista de sus muchas dolamas.
Al que le molestan el rock, la salsa y el raggaetón
pero soporta los discursos de un político buscón
Quien se siente ridículo tomado de la mano
paseando por la plaza con el ser amado,
o embarrándose las manos comiendo un helado
en competencia con el sol a la orilla de la playa.
¡Que son cosas de muchachos, yo estoy viejo pa' eso!
Váyanse ustedes solos y llévense a la vieja...
tengo cosas más importantes en que pensar,
y no encuentro el contrato de prepago de mi arreglo funeral.

(Se le atribuye al Tumbabrazo)